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Pero es que además...
La disputa con las asociaciones agropecuarias puso al desnudo debilidades políticas del nuevo gobierno argentino de Cristina Fernández y mostró que la recuperación económica es una condición necesaria pero no suficiente para contrarrestar un malestar social latente.Tras una frágil tregua de unas horas (iniciada el viernes), las cuatro principales entidades agropecuarias reanudaron este sábado el bloqueo de vías y las protestas.
En un comunicado conjunto, la Sociedad Rural, Federación Agraria, Confederaciones Rurales y Coninagro indicaron que resolvieron "continuar con las medidas de protesta" que iniciaron el 12 de marzo último al menos hasta el próximo miércoles, cuando volverán a reunirse para definir los pasos a seguir.
Para completar un escenario que retrotrajo algunas imágenes del estallido social de fines de 2001, que llevó a la caída del gobierno de Fernando de la Rúa a mitad de su mandato de cuatro años, el jueves se verificaron algunos saqueos a tiendas en suburbios de Buenos Aires y en la occidental provincia de Mendoza, donde se sintió la escasez de alimentos en los comercios.
La situación comenzó a normalizarse tras el pedido de la presidenta Fernández de levantar las medidas de fuerza, para abrir caminos de diálogo.
Durante las posteriores conversaciones, los dirigentes de las cuatro asociaciones rurales -que en conjunto representan a unos 290.000 productores del sector- reclamaron que se suspenda el incremento de los impuestos, lo cual fue rechazado por los funcionarios
La presidenta ensayó una explicación de género. "El 10 de diciembre, cuando asumí, dije que por ser mujer todo me costaría más, y no me equivocaba", dijo el jueves antes de desgranar las claves del conflicto con el sector agropecuario. Sin embargo, nada indica que el origen de la crisis política esté en su condición de mujer.
Académicos consultados por IPS (Inter Press Service) coincidieron en que el gobierno centroizquierdista de Fernández, que le siguió al de su esposo, Néstor Kirchner, arrastra un grave déficit en la construcción política de una base que le dé sustentación.
Para Maristella Svampa, licenciada en filosofía y doctora en ciencias sociales, "es muy difícil ser progresista y encontrar un lugar donde expresarse" en este contexto. "La clase media urbana progresista tenía expectativas con las promesas de Kirchner de construir un movimiento transversal (de centroizquierda), pero se vio defraudada en estos años" y ahora no tiene una representación política, sostuvo.
La protesta del campo ha recibido muestras de respaldo por parte de sectores de la población de Buenos Aires y otras grandes urbes de Argentina, que esta semana realizaron "cacerolazos" de protesta luego de que la presidenta del país, Cristina Fernández, advirtió que no cedería a la "extorsión" de los productores agropecuarios.
Reunamos esfuerzos para que no se acabe eclipsando a la sociedad argentina (política, mediáticamente, ...). No se lo merece ningún pueblo del mundo.